domingo, 1 de diciembre de 2013

Remedio

Remedios hay para todo, menos para la muerte. Pero a veces siento que preciso un remedio para que te quite una mala sensación. Seguro que todo el mundo ha podido sentirlo como yo. No es tristeza, sino decepción. Veo que el tiempo va pasando, que termino la universidad este año, que el trabajo está fatal en este país, que seguramente me vaya fuera (yo ENCANTADADELAVIDA), pero sé que si lo hago también dejaré aquí muchas cosas y personas muy importantes en mi vida. Pero también debo pensar en mí y en mi futuro.

Y es que no todo el monte es orégano. A principios de verano mi vida era completamente distinta y mis planes distaban mucho de lo que pienso hoy, si es que tengo algún plan. Ah no, que el único plan es que no hay plan. Creo que necesito un par de sesiones de rehabilitación de la vida (también sé que hay muchos y muchas que las precisan, no soy la única) porque fue un error bajarse del árbol. Pero bueno, que ojos que no ven, corazón que no siente, pero… ¿Cuándo ves? ¿Qué haces cuando ves? Miraremos para otro lado. Haremos como que el problema no va con nosotros. O bueno, iremos hacia el otro lado, ya sabes: “when nothing goes right, go left”. Buscaremos algo donde nos sintamos mejor. Y es que estamos acostumbrados a aquello que nos resulta cómodo, lo nuevo, el cambio, el proceso, nos da miedo y pánico. Por eso seguimos en la comodidad, ciegos de aquellos que esta más allá de nuestra realidad.

Me encantaría decir que tengo el corazón cargado de sensaciones positivas, pero ahora mismo no sé ni lo que siento. Total, que desvarío causa de este frío polar y a veces me da por escribir unas parrafadas con palabras sin sentido-sentidas, que quizá ni comprende nadie ni comprendo yo misma. Palabras. Palabras que no dicen mucho o no dicen nada, según quiera verse, pero yo las necesito. Al igual que necesito olvidar que he andado por un camino, y ¿cómo olvidas un camino angosto? Y no me refiero a la coña del camino entre Julio y Septiembre (angosto) sino a que… En fin, que estoy febril. Supongo que será este frío de Diciembre, que me ha dejado el omoplato reventado. Pondré una denuncia por acoso y derribo: acoso de finales de Noviembre y principios de Diciembre a mi pobre omoplato y derribo emocional, aunque el último suelo tenerlo siempre. Y bueno, nunca me gusta darme por vencida (soy una pésima perdedora) pero yo no estoy en este mundo para ser rival de nadie, y quizá últimamente estoy siendo mi propia rival. Una busca paz, la otra tempestad. Una se centra, la otra descentra a las dos mitades. Una ríe y la otra llora. Otra calla y la otra grita. Una se viste de blanco y la otra de negro. Una come y la otra vomita. Otra duerme mientras la otra fuma. Una piensa y la otra actúa: y si piensas todo lo que haces, no haces todo lo que piensas. Reflexión de que quiero dar esto por terminado.
Y es que una retirada a tiempo, siempre es una victoria.



PD. Hola Diciembre, espero que, a pesar del frío, me traigas más alegrías que Noviembre.

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