domingo, 29 de junio de 2014

Rica

Llevo meses sin escribir pero la ocasión lo merecía. El miércoles pasado me gradué y ya mañana me voy de viaje a Francia, durante quién sabe cuánto.
Este último año ha sido mucho más duro de lo que jamás podría haber imaginado. Ha sido difícil, amargo y en ocasiones hasta vomitivo. Incluso pensé en tirar la toalla. Esto obviamente, no lo sabe mucha gente que he tenido criticando por detrás y que sé que leerán esto (sí, conseguir una IP no es tan difícil de rastrear como pensáis), y que seguramente estaban deseando que fallase. Y ahí las he tenido a cada una de ellas, siempre de un modo u otro.
Cuatro años, dan para mucho, muchísimo en una carrera. No todo es un camino de rosas… Y no hablo de las asignaturas de grado, sino de amistad. Con sus más y sus menos, he conocido a personas realmente increíbles en ella. Aquel 27 de septiembre de 2010 iba más nerviosa por con quién iba conocer que a cualquier entrevista a la que me hubiese presentado (y para entonces ya había hecho bastantes…) 

Con el tiempo hemos conseguido forjar una amistad, que tras muchas lágrimas, risas, enfados y alguna que otra copita de vino, que es de verdad. Y no diré que desde un principio pensaba que iban a ser especiales, pero el tiempo me lo ha demostrado. Me lo ha demostrado con cada gesto de su parte, con cada aplauso en clase con nuestra mítica frase, con comer arroz en Economía, con salidas fracaso (ya sabéis, ponerse mala, que no haya salido ni Dios ese día, perder teléfonos de ni un mes de vida, lo típico, vamos…), con fiestas de por medio en los que comes chino, eres un dedo y te despiertan demonios, ir al Parque de Atracciones y acabar mareadas sentadas con niños, con exámenes flipantes como el de la Fuencis de primero de carrera y otros a voces como los de Psicología de segundo, con palmeras o napolitanas en clase, con profesores que “no queremos saber lo que estabas haciendo”, hacer de árabes en los aseos porque afuera está cayendo el diluvio universal… Tengo miles de momentos vividos con ellas y me quedo corta si tengo que comentarlos todos.

Hay otras personas que llevan más años en mi vida y este año he necesitado mucho de ellas. Han estado igual, a las buenas y a las malas. Hay gente de la que no te puedes desprender en la vida, y puede que pase muchísimo tiempo, pero no pasa nada, que coges unas patatas con caldo un té con piña y te pones al día en dos horitas, y todo vuelve a ser como antes. El tiempo no pasa. Tengo tanto que agradeceros a todas que no sé ni por dónde empezar ni cómo dejar de llorar, para ver lo que escribo.
El tiempo que corría tras mis pies durante este año me ha demostrado, que no importa desde hace cuánto conozcas a una persona, no importa a quien te hayas cruzado en un largo camino, siempre y cuando se siga quedando a tu lado para superar los socavones baches que te puedas encontrar en la carretera. He pasado momentos con ellas que, las veo pasarlo mal, y como las quiero, me dan ganas de llorar a mí también. Eso me pasa con ellas, porque para mí, son las mejores y no las cambio por nada del mundo. Tendrán sus buenos momentos, los malos, serán insoportables a veces y otras se ríen tanto que ni las comprendes, te gritan de repente porque sí y al rato te achuchan diciendo que te quieren. Quizá por eso las quiero tanto y las idolatro por ello.

Cada una de ellas tiene un espacio personal en mí y corresponden a algo. Porque la gente puede que no recuerde lo que hayas hecho o lo que hayas dicho, pero siempre van a recordar cómo la has hecho sentir. A mí me hacen sentir tan especial que seré pobre, pero muy rica en amistades, y con eso, me basta y me sobra.

Hoy les veía a (casi) todos, sentados en el porche de mi casa comiendo, riendo y pensaba "Importas, porque sino, no estarían aquí...", y reprimía lágrimas hasta que he tenido que hablar. Me voy y dejo aquí personas que en los últimos años han significado tanto para mí, una ciudad que alberga secretos en cada rincón y risas por cada calle. Me voy en una parte con un sabor amargo porque no es lo mismo tenerlas en el momento que quieres que cuando toca, pero tendré que resignarme. Me gustaría tener un día con cada una, decirle lo que vale, lo que ella significa para mi y cómo me hace sentir. Que sin ellas nada sería igual. 

Muchas de estas palabras son para agradeceros a todos SEMEJANTE REGALAZO. No hablo de nada material, simplemente vuestra presencia, en mi casa, conmigo y con mi familia. Este año he tenido tantos momentos que pensaba que me moría como otros que pensaba en que me iban a estallar los pulmones de reír... Y si me he levantado del suelo mil y una veces, muchas han sido gracias a vosotras que me tendíais la mano para ayudarme y decir "Tú, cacho boba, levanta!" y ese mero hecho, me hace eternamente feliz. Se cierran unas puertas y se abren otras. Y esto ha sido el fin de una etapa para dar paso a una nueva. No puedo agradeceros todo lo que hacéis por mí, pero espero ser igual de importante para cada una, como vosotras lo sois para mi.


Para finalizar, detrás de todo esto, también hay mucha gente que, ni sale en fotos y no he nombrado a MI FAMILIA. Pero ellos ya lo saben...
♥ ♥ OS QUIERO