viernes, 27 de diciembre de 2013

Fin de año

Llevo muchísimos días sin escribir… Y a escasos días de que termine el año, he tenido esa vaga sensación de ponerme a mirar atrás. No melancólicamente, sino para recordar cómo ha sido mi año. Escribo esto porque, seguramente será la última entrada del año. Este año es irresumible. Creo que no sabría hacer balance de este año porque casi he sentido las mismas veces que me moría por dentro como que iba a estallar de felicidad.

Vuelvo la cabeza hacia atrás y en mis recuerdos veo que el año empezó (dentro de lo que cabe) bien. Volvimos a la uni en Enero, como siempre, todo lleno de apuntes y colores fluorescentes sobre papeles y más papeles para preparar unos caóticos exámenes de Febrero, mes en el que, tras un cuatrimestre en el que Patri no había estado, ella volvió a Madrid. El trío volvía a la carga. En Marzo mi vida seguiría siendo la misma: estudios, trabajo, mi casa y la de Víctor, quizá la de Víctor era más mía que la mía propia, puesto que pasaba más tiempo allí. De Abril y Mayo no creo que recuerde mucho, supongo que lo mismo: trabajo y estudios, pareja, cero salir. Es lo que tiene. Poco a poco el calor fue llegando, los días eran más largos y lo mejor del año estaba por llegar: el verano. Junio fue de exámenes y lo cerramos con las fiestas de Torrejón, como siempre. Llegó el verano definitivamente y luego, Julio: con viajes, tardes en el parque, en la piscina con la mejor compañía, la fiesta sorpresa de mi cumpleaños. Agosto también fue entero de vacaciones: pero el calor fue subiendo mientras otras cosas fueron bajando, minando, desapareciendo. Los viajes de este verano me demostraron muchísimo: que quizá no me conocía del todo y que el tiempo era algo valioso. Sonrisas y lágrimas también en una semana en el pueblo, rodeada de grandes personas y conociendo a nuevas. El verano estuvo lleno de cambios, alegrías, de sensaciones, de lágrimas, de noches fumando hasta el amanecer, de amaneceres de incertidumbre, de risas agotadas y de llantos emocionales. Días tristes y difíciles se iban acercando lentamente puesto que a mi parecer el tiempo no pasaba, parecía congelarse... Por mucho que intentase que funcionase, que algo fuese eterno, algo dentro de mi, me decía que eso era imposible de conseguir. Debía separarme y seguir mi propio camino… Y me fui. A pesar del dolor que pude sentir la semana siguiente, la vida continuaba. Siguieron los viajes exprés, exámenes en Septiembre y culminé el verano con el bautizo de nuestra pequeña Martina.


Siempre en nuestras vidas nos rodeamos de personas equivocadas. He tenido suerte hasta el momento de haber tropezado con pocas piedras. Seguramente esto es consecuencia del orden y la limpieza compulsivos que tengo y voy quitando todo aquello que no me aporta nada… Con ello, las piedras que pueden acumularse en mi camino, las he ido apartando.

En ese mes (Septiembre), un trozo de mi se fue a crecer lejos, muy, muy lejos, pero de todo lo malo podemos sacar buenas experiencias y gracias a esto he podido experimentar una vez más que me rodeo de unas amigas excepcionales y, aunque es posible que yo muchas veces no les aporte lo que ellas necesitan, siempre que necesito un apoyo están a mi lado: Laura, Gema, Silvia, Carol, Patri y Rocío. Familia como Katwyn, mis Tilis, Pepa y mi pequeña Virginia, son también parte de este gran círculo. Siempre han estado cuando he pedido un “cuídame”, “ayúdame” o “te necesito”. Pues el año ha ido pasando y pasando, y de una forma u otra he ido quitando las piedras más grandes del camino con la ayuda de todas ellas. Incluso he conocido a dos grandes mujeres más que son dignas de nombrar: Ana y Nabila.

Octubre fue peculiar. Bueno, mi vida en sí lo ha sido siempre, pero, fue, digamos diferente. Pero el manto que se cernía sobre Noviembre pesaba como si estuviese mojado. Días tristes y difíciles llegaban. Y llegó el frío. El frío con el que pensaba que no llegarían alegrías, pero ¡cuán equivocada estaba! El comerme un helado en pleno Diciembre, las noches en Tabata, los bizcochos y las pizzas, compartir un cigarro, las risas de clase, el ir a trabajar por las noches y los madrugones, las compras, los viajes a Alicante, fotos y más fotos.
Tras asentar lo bueno y digerir lo malo, puedo decir que he seguido creciendo. Que sigo creciendo. He vuelto a aprender lo que había aprendido hacía muchos años, lo del año pasado, lo del anterior… Ha sido un año muy extraño la verdad, cosas que no creía perder las perdí, lo que pensaba que no era capaz de asumir, lo asumí, gente que se aleja, gente nueva, éxtasis de alcohol y de rabia, enfados, heridas y cicatrices, mentiras, falta de ganas, confianza, perdones…

Y necesito pedir perdón. Cuando cumplí 19 me prometí que no volvería a ser débil jamás. Que las cosas iban a cambiar. Que yo tenía que cambiar y que tenía que aprender a priorizar. Que no podía ser vulnerable. Pido perdón por haberme faltado el respeto a mí misma, porque en un lapso de tiempo, me permití serlo. Y eso que yo ya me había armado con mi corazón duro, de hecho, le pedí a Estopa el copyright de la parte de Destrangis in the night, que tanta mella hizo en mi por la parte de “Corazón con caparazón de rocas”. Silvia siempre me ha dicho que por gracia o por desgracia no siempre se puede recubrir así el corazón, aunque nosotras siempre hemos sido duras para todo aquello que nos han echado (somos las chicarronas!!)


Sigo orgullosa de mi misma, de mis decisiones (aunque no siempre sean acertadas, son mías), de los cambios y progresos que hago en mi vida aunque supongan determinadas situaciones, de los sacrificios que he hecho, pero, luego me ha merecido la pena. He aprendido a cambiar. Ha sido un año muy difícil, aunque aún quedan años por vivir (o eso espero). Si hay alguna palabra que pueda describir este año, sería la palabra obstáculo. Sí, esa es la definición perfecta para bien y para mal. Pase lo que pase, sigo en pie, ha sido un año lleno de NOVEDADES, por llamarlo de alguna manera. El año pasado haciendo repaso, pensaba ¿qué ocurrirá en 2013? Y ahora pienso lo mismo, pero con la vista hacia el nuevo año. 

Pero, las cosas que he vivido me han llenado tanto… Así finaliza otro año más, ahora voy de cabeza y llena de energía a por el siguiente. Río, lloro, odio, amo y experimento mi vida, la vivo. 
Porque aún me queda mucha guerra que dar.

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