Llevo muchísimos días sin
escribir… Y a escasos días de que termine el año, he tenido esa vaga sensación
de ponerme a mirar atrás. No melancólicamente, sino para recordar cómo ha sido
mi año. Escribo esto porque, seguramente será la última entrada del año. Este
año es irresumible. Creo que no sabría hacer
balance de este año porque casi he sentido las mismas veces que me moría por
dentro como que iba a estallar de felicidad.
Siempre en nuestras vidas
nos rodeamos de personas equivocadas. He tenido suerte hasta el momento de
haber tropezado con pocas piedras. Seguramente esto es consecuencia del orden y
la limpieza compulsivos que tengo y voy quitando todo aquello que no me aporta
nada… Con ello, las piedras que pueden acumularse en mi camino, las he ido
apartando.
En ese mes (Septiembre),
un trozo de mi se fue a crecer lejos, muy, muy lejos, pero de todo lo malo
podemos sacar buenas experiencias y gracias a esto he podido experimentar una
vez más que me rodeo de unas amigas excepcionales y, aunque es posible que yo
muchas veces no les aporte lo que ellas necesitan, siempre que necesito un
apoyo están a mi lado: Laura, Gema, Silvia, Carol, Patri y Rocío. Familia como Katwyn,
mis Tilis, Pepa y mi pequeña Virginia, son también parte de este gran círculo. Siempre
han estado cuando he pedido un “cuídame”, “ayúdame” o “te necesito”. Pues el año ha ido pasando y pasando, y de una forma u otra he
ido quitando las piedras más grandes del camino con la ayuda de todas ellas. Incluso he conocido a dos grandes mujeres más que son dignas de nombrar: Ana y Nabila.
Octubre fue peculiar. Bueno, mi vida en sí lo ha sido siempre, pero,
fue, digamos diferente. Pero el manto que se cernía sobre Noviembre pesaba como
si estuviese mojado. Días tristes y difíciles llegaban. Y llegó el frío. El
frío con el que pensaba que no llegarían alegrías, pero ¡cuán equivocada
estaba! El comerme un helado en pleno Diciembre, las noches en Tabata, los
bizcochos y las pizzas, compartir un cigarro, las risas de clase, el ir a
trabajar por las noches y los madrugones, las compras, los viajes a Alicante, fotos
y más fotos.
Tras asentar lo bueno y digerir lo malo, puedo decir que he seguido
creciendo. Que sigo creciendo. He vuelto a aprender lo que había aprendido
hacía muchos años, lo del año pasado, lo del anterior… Ha sido un año muy
extraño la verdad, cosas que no creía perder las perdí, lo que pensaba que no
era capaz de asumir, lo asumí, gente que se aleja, gente nueva, éxtasis de
alcohol y de rabia, enfados, heridas y cicatrices, mentiras, falta de ganas,
confianza, perdones…
Y necesito pedir perdón. Cuando cumplí 19 me prometí que no volvería a
ser débil jamás. Que las cosas iban a cambiar. Que yo tenía que cambiar y que
tenía que aprender a priorizar. Que no podía ser vulnerable. Pido perdón por
haberme faltado el respeto a mí misma, porque en un lapso de tiempo, me permití serlo. Y eso que yo ya me había armado con mi
corazón duro, de hecho, le pedí a Estopa el copyright de la parte de Destrangis in the night, que tanta mella
hizo en mi por la parte de “Corazón con caparazón de rocas”. Silvia
siempre me ha dicho que por gracia o por desgracia no siempre se puede recubrir
así el corazón, aunque nosotras siempre hemos sido duras para todo aquello que
nos han echado (somos las chicarronas!!)
Sigo orgullosa de mi misma, de mis decisiones (aunque no siempre sean
acertadas, son mías), de los cambios y progresos que hago en mi vida aunque supongan
determinadas situaciones, de los sacrificios que he hecho, pero, luego me ha
merecido la pena. He aprendido a cambiar. Ha sido un año muy difícil, aunque
aún quedan años por vivir (o eso espero). Si hay alguna palabra que pueda
describir este año, sería la palabra obstáculo. Sí, esa es la definición
perfecta para bien y para mal. Pase lo que pase, sigo en pie, ha sido un año
lleno de NOVEDADES, por llamarlo de alguna manera. El año pasado haciendo
repaso, pensaba ¿qué ocurrirá en 2013? Y ahora pienso lo mismo, pero con la vista hacia el nuevo año.
Pero, las cosas que he vivido me han llenado tanto… Así finaliza otro
año más, ahora voy de cabeza y llena de energía a por el siguiente. Río, lloro,
odio, amo y experimento mi vida, la vivo.
Porque aún me queda mucha guerra que dar.